
The Pipe’s Club
Los Rhododendron de Tom
“Somos muchos, aunque pequeños.
Vivimos en múltiples lugares, llenamos de olor y cromatismo el Mundo, hablamos de cosas imposibles, cantamos la única canción que puede unir al hombre, soñamos con tu desnudez en la inocencia y la pureza de tus manos es nuestra alternativa.
Sabemos que la vida sin abrazos fue la muerte de los hombres grises.
Jamás nos saltamos una conversación.
Todos los principios nos encontraron mirando…, el único final nos llegará escuchando.
Nos encanta el humo, el humo del tabaco y de la chimenea y el humo que respira el vaso en su agua de fuego.
Nunca fuimos muy altos, más bien bajitos, más procura siempre no intentar fagocitarnos, podemos resultar algo dañinos –nuestra miel es profundamente venenosa.
Somos el remedio contra todos los que quieran llegar a poseerte”.
El Club de la Pipa
El Origen
El Club de la Pipa fue despertado por Dewi Long Cross en 1992, en la asombrosa ciudad de Ávila, junto al hostal de Bracamonte, mientras era abrazado por la mirada de unos ojos oscuros. En ese momento comprendió que en todos los abismos de oscuridad siempre habita una luz. Desde entonces, El Club ha vivido en la fina línea que separa la luz de la oscuridad: en penumbra.En el invierno de 2012, William Lawson Croceti, después de sufrir afortunados encuentros en la tierra de las hespérides, reconoció el lugar, comprendió a Dewi y encarnó El Club en miles de hojas. Bajo el manto del rocío, que había dejado la noche invernal, crecieron los locos hijos de Tom, los Rhododendron, aquellos que habían estado dormidos durante más de 70 años, y comprendieron también aquello que mientras dormían les cantaba su jardinero: la única palabra que merece la pena es aquella que está encarnada.