
Mentiras II
Las nuevas ideologías se han colado en la familia y se han colado en la escuela: han destrozado a la madre, han corrompido la familia y ahora se dedican a violar las mentes de los hijos.
Y todo esto no lo hacen personas que dan miedo, monstruos a los se les ve venir, dragones de colmillos afilados, no. Todo esto está siendo llevado a cabo por hombres con una atractivísima sonrisa en las maneras y una calculada seriedad en las formas, que abducen a otros para lograr sus objetivos vejatorios y sucios. Desde hace muchas décadas comenzaron a llegar en manadas toda una suerte de pedagogos, psiquiatras y psicólogos que han logrado eliminar el sentido común y la honradez en casi todos los rincones de los mal llamados países desarrollados. Después, una caterva ingente de pseudo periodistas y publicistas, seguidores marketinianos de Gorgias y Goebbels, les han avalado con una perfecta manipulación emocional y sentimental, hasta lograr que se legislen sus desvaríos, igualando bien y ley -indudablemente, no la natural-. Todo esto ha sido posible gracias a la Santa Democracia, para que todos piensen que lo hacen libremente.
Hoy en día, todas las escuelas europeas, incluso las católicas, ondean la bandera de la Agenda 2030 con los colores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tienen que lograr engañar a las nuevas generaciones, manipularlas, para que su travesura llegue a buen puerto.
Para ello, han cogido el mensaje de Cristo, lo han vuelto asquerosamente empalagoso, han remodelado los conceptos e intentan ser los dioses del Nuevo Olimpo. La realidad de todos esos nuevos conceptos, de esas renovadas palabras es que están vacías, son estériles y jamás llevarán en sí el corazón de la Eternidad. Todas esas pesudo realidades sólo conseguirán hacer que los hombres que intenten vivirlas acaben tan enajenados, tan vacíos de sentido, tan perdidos y confusos como ellas mismas. Por eso intentan vestirlas de seda, pensando que la mona dejará de serlo y se transformará según sus propios deseos.
El primero de esos objetivos anteriormente mencionados es el siguiente: poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. La mayor pobreza, la mayor miseria que puede sufrir un hombre es ignorar que procede de Dios y a Él está llamado: “¿de qué le sirve al hombre ganar el Mundo si pierde su alma?”. Además, según los nuevos pensadores este objetivo se logrará cuando el la Tierra sólo vivan los hombres que ellos consideran adecuados, a los demás hay que eliminarlos. Muerto el perro, se acabó la rabia. Estos maltusianos están empezando a dar mucho asco, como Baballaga. Seguro que siguen en esta tierra porque Dios no ha pasado lista, aún.