
Una persona que padece una discapacidad no es un enfermo, sino un ser humano en el que vive toda la belleza del universo. W. L. Croceti
Las calles dan pa mucho: nada como andarlas con ojos dispuestos al descubrimiento para darse cuenta de que así es. Hace poco, una lectora de esta casa nos mandó una foto que reflejaba un póster colgado en una fachada de una de las múltiples calles de la capital de España y, claro, comenzamos a investigar. Los primeros mensajes que comenzaron a llegarnos –por que en estas cosas siempre se trata de mensajes al estilo Goebbles– fueron los siguientes: descubre tu identidad médica –la leche, ahora resulta que no es suficiente con tener una identidad personal y ser un tío con unidad de vida, también tienes que tener identidad médica, sexual, profesional, deportiva, alimenticia y no sabemos cuántas sandeces más–, detención y prevención temprana de enfermedades –es decir, cuando estás dentro de tu madre, y las enfermedades a las que se refieren son, por ejemplo, el síndrome de Down, curiosa forma de llamarlo: enfermedad–, el principal objetivo es ayudar a las familias ofreciéndoles una mayor información sobre su salud y la de sus bebés… –como si los médicos no supieran cuándo hay o no hay un problema, anda que no se miran y remiran los embarazos en los países “desarrollados”.
Y para más hipocresía, te dicen que te ayudan a identificar los posibles desórdenes en tu bebé –así llaman al ser humano cuando aún está en la madre, no feto– y anticiparte protegiendo tu salud y la de los tuyos, recibiendo inmediatamente el tratamiento más apropiado y disfrutando de una vida más sana. Nos preguntamos a qué llaman estos impresentables una vida más sana en el caso que analizan sobre todo, que son los posibles niños con síndrome de Down; nos preguntamos a qué viene saber si el niño será o no síndrome de Down cuando eso no tiene ninguna prevención posible… Salvo, claro está, que lo que quieran sea eliminarlos directamente, como se viene haciendo ya durante décadas. Suponemos que esto es a lo que se refieren cuando hablan de disfrutar de una vida más sana… será la de otros, pues la del bebé acaba rápido.
Es realmente increíble que todavía tengamos que vivir al lado de estos degenerados, asesinos de hombres, que los eliminan por el mero hecho de ser distintos. Además, tienen las santas narices de llamarles enfermos. Nos gustaría saber varias cosas: en este mundo ¿quien leche es el sano? ¿quien no tiene ningún dolor, problema y dificultad? ¿quien no es discapacitado? Algunos hombres son tan lerdos que se piensan que ellos no son discapacitados, ante lo cual nosotros les decimos: mira, chaval, no eres ni capaz de utilizar más del diez por ciento de tu cerebro, no nos hables de que no eres un discapacitado más.
Es realmente asqueroso el uso que se hace de la publicidad, única y exclusivamente como método para conseguir dinero, poder y maldad, en algunas ocasiones… Pero es más lamentable que tengamos que convivir con monstruos surgidos de los oscuros y tétricos valles de la razón humana, una razón que hace tiempo se apartó de lo único que le daba su razón de ser –el amor– y que ha parido unos humanos perfectamente vestidos, adecuadamente protocolarios, fenomenalmente hablados y profundamente diablos, asesinos de niños y violadores de mentes, que dan lo bueno por malo y lo malo por bueno, haciendo de este mundo un rincón cruel, vacío de esperanza y lleno dolorosas ausencias. Y todo en el nombre de la ciencia, la familia y el estado de bienestar.
Esperamos que la gente que anda las calles de este precioso mundo vaya arrancando las malas yerbas que surgen de vez en cuando en él…, y en el caso de que esto resulte difícil, que al menos arranquen los carteles que promueven el asesinato de los hombres, que, como siempre pasa, suele ser el de los más débiles.
Y volvemos de nuevo a lo que se ha dado en llamar “el debate sobre el aborto”. Desde estos ritmos lanzaremos de nuevo nuestra bandera al aire: sin vida no hay nada. Por eso, nosotros no debatimos, afirmamos que nunca está permitido la eliminación de una persona, de un ser humano, da igual la fase de desarrollo en la que se encuentre. Nunca está permitido, nunca es bueno, nunca sirve para nada, salvo para convertirnos en monstruos cuando lo hacemos. El ser humano jamás podrá crear la vida de otro ser humano y jamás debería eliminarla. Y a ver, si de una vez por todas, dejamos de perseguir a los más débiles para eliminarlos de la faz de la tierra, a ver si de una vez por todas erradicamos de nuestro mundo los exterminios.